Por qué la gestión activa fracasa frente a replicar un índice bursátil

La gestión activa y la gestión pasiva son las dos filosofías de inversión principales. La diferencia entre ella radica en que, mientras que la gestión activa busca superar el rendimiento de los índices mediante decisiones de inversión activas, la gestión pasiva se basa en seguir pasivamente el desempeño de un índice específico. En el presente artículo te contamos por qué la gestión activa fracasa frente a replicar un índice bursátil.

En los últimos años, la gestión pasiva ha ido ganando terreno a la activa, hasta el punto de superarla en determinados ámbitos. Este artículo, explora las razones detrás de este supuesto fracaso de la gestión activa frente a la replicación de índices y cómo esto ha llevado a un cambio de preferencia por parte de muchos inversores.

Factores que influyen en el éxito de la replicación de índices frente a la gestión activa

Costes más reducidos

Es, sin duda, el factor más importante a la hora de valorar la replicación de índices frente a la gestión activa. 

En general, los fondos indexados y los ETFs, que son productos que replican índices bursátiles, tienden a tener costes más bajos en comparación con los fondos de gestión activa, al evitar o reducir los costes de transacción frecuentes asociados con la gestión activa, especialmente las comisiones de gestión. Estos costes más bajos pueden aumentar el rendimiento neto de la inversión a largo plazo.

Facilidad para invertir

La réplica de índices bursátiles ofrece una forma sencilla y accesible de invertir en el mercado. Tanto los fondos indexados como los ETFs (fondos cotizados en bolsa) permiten a los inversores acceder a una amplia gama de activos y sectores de manera fácil y eficiente. 

Por su parte, la gestión activa requiere un mayor nivel de investigación y toma de decisiones por parte de los gestores de fondos, lo que puede resultar más complejo y requerir un mayor tiempo y esfuerzo por parte del inversor a la hora de entender la estrategia de inversión.

Diversificación

La diversificación es una estrategia clave para reducir el riesgo en una cartera de inversiones. La réplica de índices ofrece automáticamente una cierta diversificación, ya que los índices bursátiles están compuestos por numerosas acciones de diferentes sectores y tamaños. Esto ayuda a mitigar el impacto negativo de cualquier acción individual en el rendimiento general de la cartera. 

En contraste, la gestión activa puede tener dificultades para lograr una diversificación óptima, ya que las decisiones de selección de activos se basan en las decisiones individuales del gestor de tales instrumentos.

Rendimiento a largo plazo

A lo largo del tiempo, los estudios han demostrado que la réplica de índices ha superado consistentemente a muchos fondos de gestión activa en términos de rendimiento. De hecho, según los últimos datos de SPIVA, el 93,40% de los fondos compuestos por empresas de gran capitalización tuvieron, a 15 años, un desempeño peor que el índice S&P 500.

Esto se debe en parte a los costes más bajos asociados con la réplica de índices, lo que permite que un mayor porcentaje del rendimiento del mercado se refleje en el rendimiento neto del inversor. Además, al seguir de cerca el rendimiento de un índice amplio y diversificado, se reduce la probabilidad de elegir acciones individuales que puedan tener un rendimiento inferior.

Seguridad

La réplica de índices proporciona una mayor seguridad en comparación con la gestión activa. Al seguir un índice diversificado, el inversor no está expuesto a los riesgos asociados con las decisiones individuales de selección de activos de un administrador de fondos. 

Esto puede ayudar a reducir el riesgo de pérdidas significativas y aumentar la tranquilidad del inversor a largo plazo.

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Cómo replicar índices bursátiles: los fondos indexados

En los últimos años, la gestión pasiva se ha convertido en una de las estrategias más populares entre los inversores. La dificultad para superar al mercado y los bajos costes han hecho que muchas personas se hayan decantado por, simplemente, replicar los índices bursátiles, generalmente a través de fondos indexados, ETFs y roboadvisors.

La diferencia entre ellos es la forma en la que están instrumentalizados. Así, los fondos indexados son fondos de inversión, mientras que los ETFs son una especie de acciones que incluso cotizan en bolsa. 

Los roboadvisors, por su parte, son plataformas digitales que utilizan algoritmos y tecnología para brindar asesoramiento financiero automatizado a los inversores, y están diseñados para gestionar carteras de inversión de manera eficiente y rentable.

Cualquiera de ellos es un producto ideal a la hora de replicar índices bursátiles, pero, dependiendo de la estrategia del inversor, algunos de ellos pueden ser más eficientes que otros. Por ejemplo, los fondos indexados permiten hacer traspasos sin impacto fiscal, mientras que los ETFs, al cotizar en bolsa, son productos más líquidos.

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