Fondos de inversión gestionados, indexados, cotizados o «hedged funds»
Un inversor que no quiera exponerse a la compra directa de acciones hoy tiene múltiples opciones y instrumentos para escoger: hedge funds, fondos de inversión, ETFs. Aquí trataremos algunos elementos a considerar antes de escoger.
Hedged Funds: inaccesible para la mayoría
Desde el punto de vista de la rentabilidad, está claro que, al menos en el largo plazo hay un selecto grupo de ellos que han sido capaces de superar claramente el mercado. En promedio, este selecto grupo ha sido capaz de sacarle 5% al índice una diferencia nada despreciable para considerar invertir en ellos. El gran problema de los hedge funds, aparte de sus altas comisiones (aunque estas compensan por la rentabilidad extra obtenida), es que son inaccesibles para el gran público, puesto que requieren a menudo de inversiones de siete dígitos.
Fondos de inversión gestionados: ineficientes en general
Los fondos de inversión gestionados son por tanto una alternativa más accesible al tener mínimos accesibles a casi todos los bolsillos. El gran problema es que está demostrado que son ineficientes, sea por sus limitaciones o sea por las propias comisiones desproporcionadas que los hacen ineficientes en frente de otros tipos de vehículos de inversión. La realidad es que el 95% de los fondos de inversión rinden menos que el propio mercado o benchmark que persiguen, por lo tanto uno se plantea porqué estar pagando esas altas comisiones. Muy a menudo se acude a los fondos por las ventajas fiscales que tienen estos en algunos países, pero no es acaso más importante fijarse primero en su rentabilidad antes que la fiscalidad? El ahorro fiscal no existe si antes se ha perdido parte de la rentabilidad por el camino.
Existen dos modalidades de fondos de inversión que puede tener sentido considerar. Los fondos de retorno absoluto: estos tienen como objetivo dar una rentabilidad en cualquier situación de mercado: el problema es que suelen ser más caros, cuestión que no sería un problema si estos nos garantizaran siempre obtener su objetivo, pero claro este no es el caso.
Ha ido apareciendo en los últimos años una creciente oferta de fondos indexados. Estos tienen la ventaja de que a diferencia de sus hermanos gestionados son mucho más económicos por tanto desaparece una de sus grandes desventajas.
Alternativas a los fondos de inversión gestionados: fondos indexados o ETFs
En los últimos años tanto fondos indexados como ETFs (fondos indexados cotizados) han sido los grandes ganadores en frente de los fondos de inversión tradicionales atrayendo miles de millones en activos bajo gestión en el mundo. Hay varias razones que justifica este auge. El primero es de costes. Los ETFs y los fondos indexados son infinitamente más económicos que los fondos de inversión gestionados. Hay múltiples ventajas que hacen de ellos una excelente opción. A las ventajas genéricas de los ETFs que ya expusimos en su momento, habría que resaltar a la hora de comparar con los fondos indexados su mucha más amplia oferta. Para los índices básicos podremos encontrar fondos indexados pero a la que queramos optimizar la distribución de activos será dificil que lo podamos conseguir con fondos indexados. Más en concreto, no encontraremos exposición para determinadas clases de activos, como por ejemplo : activos de países específicos, activos en fondos con cobertura de moneda, activos en estrategias específicas tales como valor, crecimiento, small cap, big cap o en temas más técnicos como activos «smartbeta«. Para el inversor que sólo esté preocupado por temas fiscales y que tenga una cartera de 6 dígitos (normalmente los mínimos a invertir son muy altos) los fondos de inversión indexados pueden ser una opción, aun así la diversificación de su cartera será limitada. En cambio los ETFs nos ofrecen una posibilidad de diversificación mucho más amplia, a más bajo coste y al alcance de cualquier bolsillo.
Cómo invertir, ¿qué tipo de fondo es el ideal?
La respuesta a esta pregunta podría variar en función del patrimonio del inversor y sus prioridades. Aun así creemos que para la mayoría de los inversores a la hora de escoger un vehículo siguiendo nuestro orden de prioridades debería ser: ETFs, fondos indexados, y por último los fondos de inversión (gestionados).
Aunque ya está empezando a cambiar, ya que cada año los ETFs crecen más que los fondos de inversión, curiosamente en los fondos de inversión es dónde se concentran los mayores volúmenes contratados. Esto sólo se puede entender por la falta de información y transparencia de sus costes reales, cuestión que irá cambiando cada vez que el cliente esté más informado y por la obligada transparencia de la MIFID II. En algunos países eso se sostiene por su teórica mejor fiscalidad . Este hecho diferencial, es difícilmente sostenible, sobre todo porqué estos no reportan beneficios reales a los contribuyentes y puede cambiar en cualquier momento. El beneficio fiscal es además sólo un efecto dilatorio en el tiempo, que se puede conseguir con otras estrategias como la anticipación de pérdidas.
Hemos dejado de lado los hedge funds, asumiendo que no es una opción para la mayoría de los inversores. Por cierto se puede tener acceso a las estrategias de los hedge funds a través de ETFs dedicados a clonar su actividad por una menos de la mitad del coste típico de los hedged funds (2% + 20% sobre beneficios). Los ETFs que siguen a los hedged funds, no han tenido mucho éxito en los últimos años, ya que no han sido los mejores años para estos vehículos reservados a los muy grandes patrimonios.
Los ETFs son pues un excelente vehículo para abarcar todos los rincones de los mercados en busca de rentabilidad y obtener la máxima diversificación con los costes más competitivos. Por su amplia oferta permiten además personalizar al máximo nuestras estrategias de inversión y todo con los costes más competitivos. La ínfimos costes soportados en estos vehículos, es una de las primeras garantías para que el inversor obtenga más rentabilidad neta en su bolsillo.
Una variante interesante para los fondos de inversión gestionados podrían ser los fondos de inversión gestionados de retorno absoluto. El objetivo de estos es conseguir un retorno siempre positivo pase lo que pase en los mercados lo cual en principio es atractivo para cualquier inversor. La dificultad vuelve a ser encontrar aquel que dé un retorno absoluto de forma consistente. Las comisiones en este tipo de fondos suele ser aún más altas, lo cual hace aún más difícil el objetivo.