A la hora de definir el tipo de cartera de inversión, se han de seguir una serie de rutinas muy importantes para lograr el éxito.
Al fin y al cabo, a medida que vamos aprendiendo y repitiendo procesos, vamos dándonos cuenta de en qué momentos somos más susceptibles de cometer algún tipo de error.
Actualidad financiera. Imprescindible
Lo primero que tenemos que hacer para definir correctamente el tipo de cartera de inversión, es tratar de estar al tanto de qué está ocurriendo en el mundo financiero tanto a nivel macroeconómico como micro.
En un mundo tan globalizado como el actual casi todas las noticias están interconectadas entre ellas, pero saber qué está ocurriendo nos ayudará a tomar decisiones.
Por ejemplo, si hay tensiones Estados Unidos – China y tenemos invertido capital en renta variable del país asiático, posiblemente su valor se verá afectado.
El perfil inversor. Clave para definir el tipo de cartera de inversión.
Al mismo tiempo que tratamos de tener la máxima información posible leyendo prensa especializada, tendremos que tener claro nuestro perfil de riesgo.
Básicamente nos ayudará a que, cuando invirtamos, lo hagamos de la manera más tranquila y sin vivir sobresaltos.
Por nuestras características personales, unos somos más aversos al riesgo –perfil conservador- y otros más proclives. Estos últimos no suelen tener problemas afrontando la volatilidad de las inversiones, mientras que los primeros prefieren operaciones más tranquilas en las que la rentabilidad sea menor.
Si no definimos correctamente nuestro perfil nos encontraremos en la situación de estar muy impacientes o nerviosos por ver cómo cambian o no nuestras posiciones. Y ninguna de esas situaciones es cómoda.
Decisión. ¿Renta variable o renta fija? ¿Un producto o varios?
Sabiendo nuestro perfil, solo queda decidir si nos orientamos a la renta fija o a la renta variable, y en qué productos lo hacemos.
En la renta fija tenemos la tranquilidad de saber que, dados los productos que hay actualmente en el mercado, la posibilidad de pérdida es muy reducida, aunque de igual manera la rentabilidad no va a ser muy elevada.
Es ideal para perfiles conservadores, o para aquellos inversores que están cercanos a la edad de jubilación y quieren asegurar su posición.
La renta variable va a tener más volatilidad, aunque la manera de mitigarla es invertir en fondos indexados que toman como referencia índices de los más importantes a nivel internacional y replican su cotización.
¿Esto para qué sirve?
Permite que invirtamos en un amplio número de valores, pero desde una única posición, lo que deriva en que tengamos una cartera muy diversificada, segura, y atractiva.
Además, contamos con la ventaja de que los fondos indexados cuentan con ventajas fiscales, lo que les hace aún más interesantes para los pequeños inversores.
Para finalizar, podemos apoyarnos en un Robo advisor para acertar con nuestras decisiones.