Una de las máximas de cualquier inversor es maximizar la rentabilidad de su inversión minimizando el riesgo teniendo seguridad financiera al invertir.
Aunque un inversor agresivo tenderá a asumir mayores riesgos que otro conservador, la tendencia natural de cualquier persona es depositar la confianza en productos que, a igualdad de condiciones, ofrezcan la mayor seguridad financiera para su dinero.
¿Significa esto que debemos evitar las inversiones volátiles y centrarnos exclusivamente en las más seguras? No, de ninguna manera, aunque sí deberíamos tratar de minimizar la incertidumbre.
Cómo minimizar la incertidumbre financiera al invertir
Lo primero es estar bien informados. Si pretendemos minimizar la incertidumbre financiera, debemos tener la mayor información posible sobre los mercados y productos en los que invertimos.
No deberíamos invertir en ningún producto financiero si no conocemos cómo funciona, cuáles son sus pros y cuáles sus contras. Por suerte, gracias a internet el acceso a la información es hoy en día más sencillo que nunca.
A partir de ahí, la clave está en la diversificación.
Esta tendencia de ampliar el abanico de productos surgió en los años cincuenta del pasado siglo, cuando el economista Harry Markowitz definió la Teoría del porfolio de inversión, en la que recomendaba escoger una cartera amplia de productos para diversificar el riesgo.
¿Y cómo se puede diversificar de manera eficiente?
Hay varias alternativas para diversificar una inversión de forma eficiente.
La primera opción es invertir en activos que estén totalmente descorrelacionados. Por ejemplo, bonos y acciones.
El objetivo es que estos activos tengan comportamientos diferentes ante cualquier situación (inflación, crisis, crecimiento económico…). De esta forma, cuando unos activos pierdan valor los otros lo ganarán, y la cartera estará siempre en equilibrio.
Aquí entrarían en juego los llamados valores refugio, que son aquellos activos que, en caso de recesión o de tendencia bajista, suelen verse afectados positivamente. Sería el caso, entre otros, del oro y de la renta fija.
Otra forma de diversificar es invirtiendo en mercados que, geográficamente, no dependen unos de otros. Para ser justos, debemos decir que en un mundo tan globalizado e interconectado como el actual, quizá esto no sea tan sencillo como hace un par de décadas.
Con toda seguridad la forma más eficaz de diversificar geográficamente es invirtiendo en el mundo en su conjunto, por ejemplo, a través de un fondo indexado o ETF que replique algún índice global como el MSCI Word.
Una tercera opción para tener seguridad financiera es no invertir de una sola vez, sino hacerlo poco a poco.
Esta estrategia se conoce como Dollar Cost Averaging (DCA) y parte de la premisa de que si invertimos de forma regular sin importar la situación del mercado, por estadística a veces compraremos barato y otras caro. De esta forma, reduciremos las posibles pérdidas por invertir en un mal momento.
Por último, otra alternativa para reducir riesgos es invertir a largo plazo. Si revisamos la evolución de los principales índices mundiales, comprobaremos que a largo plazo siempre han tenido tendencias positivas. Por tanto, a mayor horizonte temporal de la inversión, menores posibilidades de pérdida.
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