¿Qué es tener salud financiera?
Como en muchos aspectos financieros no hay definiciones del todo definitivas, y esto vale aún más en lo referente a la salud financiera. Vamos a partir de esta definición:
“Es un estado en el que una persona puede cumplir plenamente con las obligaciones financieras actuales y en curso, puede sentirse seguro con su futuro financiero y puede hacer elecciones que le permitan mejorar su vida. Tener salud financiera incluye tener la sensación de control sobre las finanzas diarias y mensuales, la capacidad de absorber un shock financiero, estar a punto de alcanzar tus metas financieras y tener la capacidad para tomar decisiones que hagan tu vida más agradable”.
Esta definición viene del CFPB y de su informe sobre “Financial Well Being in America”
Si observamos bien la definición veremos que hay aspectos puramente financieros y también aspectos emocionales sobre nuestra situación financiera. Lo que significa que aunque la definición sea acertada, siempre habrá un aspecto emotivo y personal que, como resultado, dé aplicaciones diferentes de la misma definición. Por ejemplo, que una persona piense que tiene una buena salud financiera “colgando” todas sus tarjetas de crédito cada mes, mientras que otro no llegue a sentir que tiene una buena salud financiera si no tiene un fondo de emergencia de 3 años de gastos, su vivienda habitual totalmente pagada, una alta capacidad de ahorro mensual, y un millón en el banco.
Salud financiera emocional
Si se tiene en cuenta esta parte emocional, se puede incluso decir que el nivel de ingresos o patrimonio no necesariamente predicen la salud financiera. Alguien con ingresos o patrimonio más bajos puede tener una mayor salud financiera que alguien con ingresos o patrimonio más altos.
Por ejemplo, los defensores del FIRE (Independencia Financiera Retiro Temprano) cuidan ambos aspectos.
Ligado a esto me viene a la memoria un dicho:
“No es más rico el que más tiene sino el que menos gasta”
Parece que San Agustín dijo también que:
“No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita”
Adentrarse en el refranero popular siempre acarrea un problema, que siempre te encuentras con un refrán contradictorio tal como:
“Quien poco tiene pronto lo gasta!
Dejando el refranero está claro que mezclar salud financiera y bienestar emocional plantea un problema.
Normalmente, se define el bienestar emocional como un estado general positivo de las propias emociones, satisfacción con la vida, sentido de significado y propósito, y capacidad para perseguir objetivos definidos por uno mismo.
Profundizar en este tema nos llevaría a una discusión filosófica.
En todo caso, la salud emocional y la financiera no se pueden considerar por separado. Es necesario cierto nivel de seguridad financiera para tener bienestar emocional, y es necesario cierto nivel de bienestar emocional para disfrutar de la abundancia financiera. Es difícil tener uno sin el otro o probablemente es imposible.
Sin dejar de tener en cuenta el aspecto emocional y aclarada la complejidad que puede añadir, centrémonos a continuación en los aspectos más cuantitativos para conseguir tener una buena salud financiera.
¿Cómo conseguir tener una buena salud financiera?
En el proceso de mejorar nuestra salud financiera puede ser útil considerar los siguientes pasos. Algunos de ellos irán perdiendo relevancia a medida que nos acerquemos a un buen nivel de salud financiera.
- Conoce tus ingresos y (sobre todo tus gastos).
En general, será fácil tener controlados los ingresos.
En una primera etapa puede ser necesario también recoger y anotar todos los gastos, por pequeños que sean, y en el caso de no tener la información de alguno en concreto conviene aplicar una cantidad aproximada. No hay que olvidar los gastos ocasionales como podrían ser las compras navideñas, regalos de cumpleaños, etc. - Elabora un presupuesto personal o familiar.
Una vez tenemos esos datos puede ser importante o necesario distinguir entre los gastos fijos y los gastos variables.
Hasta que no tengamos una buena situación financiera puede ser necesario ir un paso más allá e incluso hacer un presupuesto, sea personal o familiar, para combinar ingresos y gastos e intentar establecer potenciales ahorros. - Poner atención a las deudas.
Es probable que en el proceso de construir cierto bienestar financiero debamos endeudar nos.
Es fundamental ser consciente de nuestras deudas y sobre todo de aquellas que sean muy gravosas (tarjetas de crédito) evitarlas o cancelarlas lo antes posible. - Págate a ti mismo ahorrando.
Lo antes posible debes priorizar el pago a ti mismo, a tu futuro yo.
Establece el ahorro como un pago obligatorio hacia ti mismo. Automatiza ese ahorro a una cuenta diferente. Esto te ayudará a obtener cierta libertad financiera, primero para cubrir posibles emergencias y después para intentar crear o generar ingresos pasivos. - Constituye un fondo de emergencia.
Una vez empiezas a ahorrar, constituye un fondo de emergencia.
Ya hemos hablado en otras ocasiones que tener un fondo de emergencia conlleva muchas ventajas y es imprescindible para:
– Tener un colchón ante imprevistos y que nos permita dormir tranquilos.
– Tener un fondo de emergencia nos permitirá poder invertir otra cantidad de ahorro con un plan a medio o largo plazo y, con la tranquilidad de no tener que desinvertir en el peor momento. - Invierte.
Una vez tienes constituido un fondo de emergencia, y solo entonces debes pensar en invertir y empezar a generar lo que se denomina ingresos pasivos.
El dinero en tu cuenta corriente estará sometido al impacto de la inflación. - Invierte por objetivos.
A medida que tu volumen de inversión vaya creciendo, puedes encontrar una mejor combinación entre salud emocional y financiera si consigues invertir pensando en objetivos que ayuden a obtener bienestar en ambos aspectos.
Que tal suena invertir para…:
¿Mi primer viaje intercontinental?
¿Mi primera casa?
¿El máster de mi hij@?
¿Mi jubilación?
¿Mi casita en la playa?
Si somos capaces de alcanzar este nivel, nos parece que la inversión por objetivos, mientras estos tengan una buena carga de la parte emocional, puede ser una buena forma de obtener una completa salud financiera.
Eso sí no dejes de lado los aspectos emocionales, ser feliz es más importante que ser rico.