La cartera permanente es una estrategia de inversión muy popular y sencilla que tiene como objetivo proteger los ahorros de los inversores de la inflación, hacerlos crecer de forma sostenida y obtener una buena rentabilidad con independencia del ciclo económico.
Su ideólogo fue Harry Browne (1933-2006), un escritor e inversor norteamericano que también llegó a ser candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Libertario en los años 1996 y 2000.
A continuación, te descubriremos las claves de esta famosa estrategia de inversión.
¿Qué es la cartera permanente y por qué todo el mundo habla de ella?
La cartera permanente se ha vuelto muy popular en los últimos años y cada vez más inversores la estudian para conocerla en profundidad. Harry Browne la diseñó con cuatro objetivos muy claros:
- Simplicidad. La cartera tenía que ser muy sencilla para que cualquier persona sin grandes conocimientos pudiese construirla por su cuenta. Al mismo tiempo que hacer el seguimiento de la misma, aunque no hubiese invertido nunca.
- Seguridad. La cartera permanente debía proteger el ahorro de los inversores independientemente del ciclo económico que atravesase la economía.
- Estabilidad. Browne era reacio a la volatilidad y diseñó esta estrategia con el objetivo de que las variaciones en las cotizaciones de sus activos fuesen mínimas incluso en los momentos de pánico del mercado.
- Rentabilidad. La cartera debía obtener un rendimiento positivo en cualquier situación del mercado, ya que sus activos están totalmente descorrelacionados.
Para lograr una cartera de inversión que lograse estos objetivos, Harry Browne estudió la evolución histórica de los diferentes tipos de activos.
Partiendo de la base de que una economía puede experimentar cuatro fases distintas (expansión, inflación, deflación y recesión), su objetivo era encontrar activos que se comportaban bien en al menos uno de esos cuatro ciclos. Y lo consiguió.
¿Qué activos forman parte de esta cartera?
La primera versión de la cartera permanente fue publicada en el libro Inflation-Proofing your Investments, del que Browne era coautor, en 1981. Contenía bonos, acciones, dinero en efectivo, oro, plata, francos suizos, materias primas y bienes raíces.
Unos años después, en el libro Why the Best-Laid Investment Plans Usually Go Wrong, publicado en 1987. En él simplificó el concepto de cartera permanente y redujo su composición a solo cuatro activos: acciones, oro, dinero en efecto y bonos. Estos activos debían estar en idéntica proporción dentro de la cartera, es decir, en un 25%:
- Acciones. Son el mejor activo posible durante las fases de expansión de la economía, ya que permiten obtener una rentabilidad muy elevada. Por el contrario, durante las recesiones su valor cae en picado.
- Bonos. Los bonos son el activo opuesto a las acciones y ofrecen un comportamiento muy bueno en las épocas en las que hay deflación (muy habituales durante las recesiones). Si los tipos de interés se desploman a causa de la caída de los precios, los bonos aumentan su valor.
- Oro. Cuando la economía crece, el dinero pierde valor y son habituales las etapas de inflación. En este contexto, el oro es el valor refugio más importante que existe para protegernos frente a las subidas de precios.
- Dinero en efectivo. Browne defendía que en etapas de recesión económica, al caer el precio de las acciones, los inversores que disponían de dinero en efectivo podían comprar estos activos a precios muy bajos y, de esta forma reducir sus pérdidas globales.
En definitiva, la cartera permanente de Harry Browne está formada en un 25% de acciones, en otro 25% de bonos, en un 25% de oro y en otro 25% de dinero en efectivo.
Como estos cuatro activos se comportan bien en, como mínimo, una de las cuatro posibles fases económicas, la protección del patrimonio del inversor está más que asegurada.
Las simulaciones realizadas por el propio Browne apuntaban a una rentabilidad anual neta de entre el 4,5% y el 5%, que no está nada mal. Sin embargo, si analizamos la evolución de sus activos en el periodo comprendido entre 1978 y 2008, comprobamos que la rentabilidad neta de esta cartera habría sido de en torno al 8%. ¡Casi el doble!