Seguimiento de la crisis del COVID-19, edición 3ª

Hace un mes, analizábamos la crisis del COVID-19 en una segunda edición. Este mes de mayo de 2020, seguimos con la tercera edición del seguimiento de esta crisis.

¿En qué punto estamos?

Los primeros meses de 2020 hemos sido testigos de algunas de las situaciones de mercado más increíbles de la historia. El esfuerzo por detener la propagación del virus ha inducido a los gobiernos de todo el mundo a parar casi por completo sus economías de forma voluntaria. Esto no tiene precedentes: nunca antes, el mundo, había intentado un experimento similar.

La primera respuesta de los mercados fue una fuerte caída, ya que se anticipó una gran desaceleración económica. El suelo en los mercados de renta variable se produjo en la segunda mitad de marzo, mucho antes de que la tasa de propagación del virus comenzara a disminuir. Se confirmó que los mercados son bastante buenos para anticipar eventos.

A partir de ahí, los precios se recuperaron muy rápidamente entre el escepticismo de los inversores que no creían en la recuperación del mercado, teniendo en cuenta la súbita desaceleración de la economía. Al mismo tiempo que el mercado de valores se recuperaba, solo en los EE. UU., se presentaron más de 38 millones de peticiones de ayudas al desempleo.

El S&P 500, el índice de acciones más importante del mundo, está ahora solo un 7% por debajo del nivel desde donde comenzó el año, el índice tecnológico Nasdaq está un 8% por encima. Sin embargo, no todos los países se han recuperado a la misma velocidad. La respuesta del gobierno europeo a la crisis ha sido más lenta que en los Estados Unidos y los mercados europeos están rezagados en la recuperación. El mercado de renta variable español sigue estando un 28% por debajo del nivel de principios de año.

4 preguntas antes de invertir

¿Por qué los mercados se recuperaron de los mínimos de marzo? 

Algunas de las razones que explican la recuperación son:

  1. Ha habido una gran respuesta de los bancos centrales y los gobiernos en términos de estímulos monetarios y fiscales.
    Los bancos centrales han bajado los tipos de interés de inmediato y han comenzado programas de compra para mantener el precio de los activos financieros.
    Los gobiernos han adoptado medidas para salvar a las empresas durante la parada forzada de la actividad.
  2. La situación no se salió completamente de control. Por supuesto, el número de vidas perdidas ha sido enorme, pero en marzo parecía que la situación podría haberse descontrolado por completo en algunos países.
    Esto no sucedió, y la difusión del virus ahora se ha ralentizado sustancialmente. Incluso si hubiera una segunda ola, los países están mucho más preparados para hacerle frente ahora.
  3. Aunque los malos datos económicos no tienen precedentes, algunos datos  han mostrado una tendencia a mejorar. Si observamos las solicitudes semanales de desempleo en los EE. UU., aunque han alcanzado niveles nunca vistos, estos disminuyen semana tras semana después del comienzo de la crisis.
    Los mercados bursátiles tienden a centrarse más en la dirección de los cambios que a los niveles absolutos de estos y esto se suma a la visión optimista del futuro.

El flujo de inversiones durante esta recuperación han sido muy selectivas. En particular, debido a la naturaleza peculiar de la crisis, se han concentrado en tecnología, salud y, en general, empresas de calidad.

Los dos primeros son bastante obvios, ya que la crisis implica un paso adelante en la adopción de tecnología y los gastos de atención médica. En cuanto a la calidad de las empresas, esto significa que los inversores han priorizado invertir en compañías con un balance sólido, que hubieran podido sobrevivir en un contexto de demanda deprimida prolongada.

¿Y ahora qué?

La actividad se reinicia en todo el mundo. Lo que ahora tenemos que ver es qué significa la reapertura para el reinicio de la actividad económica. Está claro que las nuevas reglas del desconfinamiento no permitirán que muchas empresas operen al 100% de su capacidad. Esto es particularmente evidente en algunos sectores como el turismo, el ocio y el entretenimiento.

Como este experimento no tiene precedentes, no sabemos cuál será la forma de la demanda del consumidor en el futuro. Creemos que, al menos en una primera fase, el aumento de la demanda será lento. Debido a la mayor incertidumbre con respecto al futuro, es posible que las personas ahorren más y gasten menos.

Será crucial que los datos económicos, después del gran impacto inicial, muestren una tendencia clara a mejorar. Por supuesto, sería muy malo si vivimos de nuevo un aumento en la tasa de contagio del virus o un nuevo confinamiento.

Es por ello, que durante las próximas semanas, y después de que haya pasado la euforia por la reapertura, será muy importante observar evidencias de la recuperación de la demanda. 

Lo que está claro es que la economía y la forma de hacer negocios serán muy diferentes de la que fue hace solo unos meses. Esta es una situación totalmente sin precedentes y solo el tiempo dirá cómo la economía podrá adaptarse a la nueva realidad.

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