Lecciones un año después de los mínimos de la COVID-19

Hace aproximadamente un año, los mercados de valores de todo el mundo tocaron los mínimos. En ese momento parecía que no había soluciones para la pandemia y que la vida nunca volvería a ser la misma.

Los mercados habían comenzado a derrumbarse con la pandemia, que antes parecía limitada a China, pero que llegó finalmente a los países occidentales. Fue un hecho totalmente inédito y los precios del mercado tuvieron que reajustarse a la nueva realidad.

Las malas noticias tuvieron que digerirse muy rápidamente por los inversores y les tocó pasar por la caída más pronunciada de la historia. Aunque siempre se recomienda mantener la calma, en aquellos días, incluso para los más curtidos, les fue muy difícil entender lo que estaba pasando y mantener la lucidez.

Pero, ¿milagro?… ha pasado un año y los mercados han vuelto a sus máximos.

Gráfico evolución MSCI world Index

¿Cómo es esto posible? 

En primer lugar, los bancos centrales y los gobiernos han intervenido con medidas masivas para sostener los mercados y las economías. Fue así como los mercados empezaron a ver la luz al final del túnel y empezaron a subir sin esperar las buenas noticias que llegaron a finales del año 2020 en forma de vacunas.

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Mirado en el contexto de la historia de los mercados financieros, esta corrección tan rápida se verá de nuevo como un episodio de volatilidad como muchos otros que no tiene ningún efecto sobre la tendencia a largo plazo.

Echemos un vistazo a un famoso gráfico de Jeremy Siegel, quien en su libro “Acciones a largo plazo” compara el rendimiento de diferentes clases de activos a muy largo plazo. Al observar el gráfico siguiente, no debería haber ninguna duda sobre qué clase de activo elegir, ya que las acciones ofrecen una gran ventaja de rentabilidad a largo plazo.

En el siguiente vídeo de Analyzing Alpha se recrea el rendimiento de los diferentes activos entre 1928 y 2018:

La gran pregunta a la hora de invertir es, cuánto estás dispuesto a desviarte de la tendencia alcista en episodios de volatilidad como el que presenciamos en 2020 (es una manera alternativa de evidenciar el riesgo).

Los activos de más riesgo ofrecen una mayor rentabilidad a largo plazo y esto es bastante evidente en el gráfico anterior. Pero para disfrutar de estos rendimientos más altos, el inversor tiene que pagar el precio de mayores desviaciones de la tendencia.

El siguiente gráfico nos muestra el desempeño de nuestra cartera (en Euros) ETFs Perfil 2 comparada a la cartera 8, es decir estamos comparando un perfil de riesgo conservador (perfil 2) frente a un perfil de riesgo agresivo (perfil 8).

En este caso, la relación entre una mayor rentabilidad esperada y el riesgo es muy evidente. El riesgo se evidencia en forma de desviación respecto de la tendencia.

Como se observa en el gráfico, la rentabilidad de la cartera 8 es mayor, pero se desvía mucho más de su tendencia y esto hace que episodios como el de 2020 se conviertan en más angustiosos. Pero por otro lado, el que puede soportarlos, obtendrá resultados a largo plazo mucho más altos.

Todas nuestras carteras indexadas acabaron el año en positivo y las rentabilidades reales a finales de año de nuestras carteras modelo volvieron a su rentabilidad esperada o muy cerca de ella.

Visto en retrospectiva, todo es muy fácil, pero cuando atraviesas estos períodos difíciles, aparece la frustración porque ves que gran parte de las ganancias anteriores se esfuman. 

La mayoría de nuestros clientes (más del 95%) superaron bien esta prueba. Pero otros inversores no pudieron soportarlo y vendieron todas sus posiciones, sea en medio de las caídas, en el peor momento o cuando la cartera recuperó la pérdida (o una buena parte de ella): el haber pasado por esa experiencia les dejó exhaustos. También es cierto que a algunos les cambió mucho la vida y tuvieron que disponer de su capital invertido, sea para hacer frente a imprevistos, o para comprar una vivienda.

La historia nos enseña que el mejor enfoque en estos casos es simplemente ignorar estos movimientos violentos del mercado y tener la confianza de que el mercado comenzará a tener una tendencia alcista nuevamente. Verificar con menos frecuencia el valor de la cartera ciertamente ayuda a reducir el estrés. Esto es fácil hacerlo cuando se tiene un fondo de emergencia.

¿Es posible poder ignorar la volatilidad del mercado?

¡Rotundamente sí! Pero depende mayormente del horizonte temporal de cada uno. Si tu horizonte temporal es corto y necesitas el dinero (por ejemplo, para comprar una casa dentro de unos 3-5 años), entonces la volatilidad es ciertamente un problema. De hecho, los altibajos en el valor de la cartera solo importan si puedes verte obligado a vender tus inversiones cuando el mercado está a la baja porque necesitas el dinero.

Pero si el horizonte de inversión es largo, digamos 15-20 años, no debes preocuparte demasiado por la volatilidad, ya que tendrás todo el tiempo para recuperarte de episodios como el de 2020.

Otro aspecto a tener en cuenta es sin duda tu personalidad, tu psicología financiera. Si los movimientos del mercado te producen ansiedad, debes elegir una cartera cuyo valor oscile menos.

Aunque tienes una opción aún mejor: puedes aprovechar estas experiencias para poder superar este miedo, observando la historia, y racionalizando el hecho de que, a menos que necesites el dinero pronto, los altibajos del mercado no son relevantes para ti.

En resumen, una vez más, la crisis de la COVID-19 nos enseña que la mejor manera de reducir el riesgo de perder es invertir a largo plazo y darle al mercado el tiempo suficiente para hacer su trabajo. A la larga, incluso los episodios angustiosos como el vivido a raíz de la pandemia en los mercados, se vuelven insignificantes.

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