Resultados mystery shopping de la CNMV
El pasado mes de febrero, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicó los resultados de su mystery shopping al sector financiero español. El estudio consistió en 450 visitas simuladas a sucursales bancarias de 20 ciudades. Las visitas se realizaron a entidades que aglutinan más del 50% de los clientes.
La CNMV detectó algunos aspectos que, en general, ya eran conocidos por la mayoría de la sociedad: las entidades dicen que comercializan, pero el cliente siente que le asesoran, se resaltan los beneficios de los productos y se minimizan los riesgos, no se habla claramente de las comisiones y costes, se entrega la información comercial en vez de la legal y a veces no es completa, y, sobre lo que nos queríamos centrar en este post, el 100% de los productos ofrecidos son de la propia entidad.
Cuando un cliente quiere invertir, su asesor, su gestor o su persona de contacto en la entidad debería conocer qué necesidades tiene el cliente, para qué quiere invertir, cuando va a necesitar el dinero, como tiene invertido el resto del patrimonio y cual es su perfil de riesgo. Es decir, debería poder ofrecer al cliente el producto, o los productos que le permitan cumplir su objetivo financiero a la vez que le dejan dormir tranquilo.
Resulta muy sospechoso que en el 100% de los casos, el producto que más conviene a los clientes sea el de la propia entidad. Hoy en día los gestores tienen acceso a miles de fondos de terceros y ETFs que deberían permitir hacer un traje a medida a cada cliente, independientemente de si ese fondo o ese ETF es de su entidad o de otra. Si siempre ofrecen su producto, lo que están haciendo es que sus clientes pierdan oportunidades de invertir más eficientemente, a la vez que, a larga, irán perdiendo su confianza por el claro conflicto de intereses que ello supone.
Existen alternativas a los servicios tradicionales
Hoy en día los clientes tienen alternativas que les permiten invertir a través de entidades independientes, es decir, entidades que no cobran de las gestoras o empresas de inversión por vender sus productos sino que cobran directamente a sus clientes para luego ofrecerles el producto que se considera mejor para ellos. Por ejemplo, inbestMe para crear sus carteras de ETFs tiene en cuenta criterios de eficiencia, liquidez o costes y elige los ETFs que cumplan mejor estos criterios, sin recibir, en ningún caso, una contraprestación por ofrecer uno u otro producto.
La gran diferencia entre ser independiente o no serlo es la de poder ofrecer, en cada momento, la mejor opción para tus clientes sin la sospecha de que detrás de cada comercialización hay alguien que paga al gestor por vender un producto en concreto.
Por suerte el mundo financiero está pasando de la visión producto a la visión cliente. ¿Te apuntas a La Nueva Manera de Invertir?