El mes de marzo de 2020 será recordado como un mes histórico para los mercados financieros experimentando una volatilidad sin precedentes: estamos pisando un territorio desconocido al detenerse casi por completo la economía global. Este es un experimento que nunca se había hecho antes y nadie tiene idea de cuáles pueden ser las consecuencias.
A principios de mes, Italia, el primer país occidental afectado por la propagación del virus, fue el primero en implementar algunas medidas de distanciamiento social y cierre de negocios. Estas medidas tienen enormes efectos negativos en la economía, ya que detienen el flujo de las actividades comerciales. Los daños son particularmente severos en todo lo que sean viajes y turismo debido a las restricciones de movimiento, aunque todos los sectores de la economía también se han desacelerado dramáticamente.
Los inversores rápidamente asimilaron que este tipo de medidas muy probablemente se aplicarían también en otros países, y los mercados comenzaron a corregir los precios a la baja de los activos financieros para tener en cuenta una posible recesión inminente, o al menos una desaceleración temporal muy significativa.
Normalmente, los mercados de valores anticipan las recesiones económicas unos meses. Esto significa que el conocimiento colectivo de los mercados es capaz de incorporar una recesión en los precios de los activos mucho antes que los primeros signos de desaceleración sean apenas visibles.
En el caso actual, las expectativas de una recesión se anticipó en los mercado en un período muy corto de tiempo y esto causó muchos altibajos en los mercados antes de encontrar un débil e inicio de equilibrio. Esa es la razón de la volatilidad sin precedentes que experimentamos en estos momentos.
Si observamos los movimientos porcentuales diarios de los mercados, marzo de 2020 solo se puede comparar con la crisis de 2008 o con la caída de los mercados de 1987.
Durante el mes de marzo también se publicaron los primeros datos económicos que explican el impacto de los esfuerzos para contener el virus.
En los Estados Unidos, las solicitudes de subsidio de las últimas dos semanas mostraron un asombroso aumento de 10 millones de solicitudes.
Este es un número sin precedentes que nunca se había registrado anteriormente, ni siquiera durante la gran crisis financiera de 2008/2009. Por supuesto, tenemos que tomarnos estos números con precaución, ya que el aumento del desempleo fue particularmente fuerte debido a la naturaleza peculiar de esta crisis que, implicó un parón sin precedentes de la actividad económica.
Los empleos perdidos en las últimas 2 semanas ya son más de una cuarta parte del total de empleos perdidos en más de un año en 2008/2009. Según las estimaciones de Bloomberg, la tasa de desempleo en los EE. UU. podría estar cerca del 15% en el segundo trimestre, lo representa un gran aumento desde el punto de partida actual del 3,5%.
Si el shock económico no tiene precedentes, también lo son las medidas de estímulo implementadas por los bancos centrales y el gobierno, que básicamente apuntan a minimizar la interrupción (inevitable) de la actividad económica durante el período de cese de actividad.
Los bancos centrales, que están a cargo de las políticas monetarias, han implementado medidas masivas para facilitar el acceso a la financiación de los estados miembros y las empresas en toda Europa.
Han bajado los tipos de interés oficiales (por lo general, una financiación más barata ayuda a mantener la actividad económica), han establecido líneas de préstamo para proporcionar liquidez al sistema y han aumentado sustancialmente sus programas de compra de activos para respaldar los precios y reducir los costes de la refinanciación.
Sí, los bancos centrales pueden intentar garantizar liquidez al sistema financiero, pero no pueden ayudar directamente a los ciudadanos. Esta tarea corresponde a los gobiernos a través de sus políticas fiscales. La política fiscal consiste en todo lo que tiene que ver con el gasto público y los impuestos que forman el marco de actuación de una economía nacional.
Los gobiernos han sido un poco más lentos que los bancos centrales para presentar sus medidas fiscales, pero esta actividad está tomando fuerza ahora. El mayor de estos planes ha sido presentado la semana pasada por Estados Unidos: el programa fiscal de EEUU asciende a la asombrosa cantidad de 2.000 mil millones de dólares.
Los programas gubernamentales incluyen avales a los préstamos para empresas para mantenerlas vivas, subvenciones a particulares (en algunos países) y la posibilidad de que los ciudadanos y las empresas difieran los impuestos y otros pagos.
Por lo tanto, actualmente estamos en una situación en la que tenemos medidas de estímulo sin precedentes para enfrentar un shock económico sin precedentes. La evolución de la situación depende, por supuesto, de la duración del bloqueo. Algunas perturbaciones de la economía ya son claramente visibles, pero hay la esperanza que esta situación sea temporal.
Los bancos centrales y el gobierno han hecho todo lo posible para poner en marcha una red de seguridad para proteger la economía, pero ahora necesitamos buenas noticias en el frente del virus. El aplanamiento de la curva de nuevos casos en Italia podría interpretarse como una confirmación que la propagación del virus comienza a disminuir después de algunas semanas de bloqueo.