Si eres un inversor curioso, seguro que más de una vez te has preguntado ¿por qué se mueven las cotizaciones de las acciones arriba y abajo? ¿Qué les hace fluctuar de esa forma?
Todo gira en torno a esta pregunta tan trivial. Pero resulta que la respuesta parece ser igual de trivial: son los fundamentos de la economía o la sociedad en cuestión los que impulsan las cotizaciones hacia arriba o hacia abajo.
En realidad, 2020 ha dejado claro que la realidad es que las cotizaciones no son siempre una consecuencia de la situación de la economía o de los datos fundamentales de las empresas, o al menos no siempre existe una sincronía entre esos datos fundamentales y las cotizaciones.
El repunte de la renta variable tras los mínimos de marzo del 2020, es uno de los más épicos de la historia de los mercados financieros, ya que se produjo en un entorno económico muy precario.
Por lo tanto, queda claro al menos, que las cotizaciones bursátiles no son necesariamente una instantánea de los fundamentos actuales, sino que intentan anticipar el futuro.
Las cotizaciones anticipan el futuro
Si observamos un índice como el S&P 500, veremos que normalmente tiende a liderar la economía de EE. UU. entre 10 y 12 meses. En otras palabras, después de un colapso, el mercado de valores no se espera a las buenas noticias para empezar a subir, a la vez que puede comenzar a caer cuando en el panorama económico no se percibe ningún problema.
Las razones de las subidas (o bajadas) son más evidentes cuando las observamos a toro pasado. Por tanto, las cotizaciones bursátiles anticipan la noticia, no al revés, como sugiere el sentido común. Comprender esto es de vital importancia. Para ello, veámoslo con este claro ejemplo:
El hombre sería la economía y el perro el mercado. El perro a veces se adelanta (se anticipa) o a veces se retrasa. De alguna manera el hombre y el perro están unidos, pero sus conexiones no son inmediatas.
¿Cómo es posible que las cotizaciones se anticipen?
Algunos argumentan que existe una especie de conocimiento colectivo y de que un grupo siempre es más inteligente que incluso el más brillante de sus miembros. Por tanto, el mercado en su conjunto siempre sabe más que el inversor individual.
Sin embargo, según otros, es una especie de profecía que se ve autocumplida. Por ejemplo, si las cotizaciones de las acciones caen, los inversores se vuelven más reacios al riesgo y exigirán una prima más alta para financiar una empresa que, como resultado, podría tener dificultades operativas, justificando la caída de las acciones a posteriori.
Sin embargo, sea cual sea la razón, las cotizaciones tienden a anticiparse a los fundamentales.
Una cosa que solo la experiencia enseña es que el mercado no necesita una razón para formar un techo o un suelo. En algún momento lo hace. ¡Así es, no hay más!. Si hay un indicador que funciona con regularidad es precisamente este, que siempre ocurre algo cuando nadie lo espera.
El sentimiento y posicionamiento del inversor
A medio-corto plazo entran en juego factores como el sentimiento y el posicionamiento. ¿Qué significa eso? El sentimiento es el estado de ánimo de los inversores. Generalmente debe interpretarse a la inversa. Cuando todo el mundo es pesimista, es probable que el mercado suba. Esto es contrario a la intuición para muchos, pero tratemos de pensar qué sucede cuando los inversores son pesimistas. Probablemente tendrán poco riesgo en su cartera y usarán todas las correcciones para aumentar la posición (o posiblemente para cerrar los cortos¹). Esto tiende a sostener los precios.
Por el contrario, cuando todos son optimistas, es probable que tengan más riesgo del que pueden soportar en caso de una caída del mercado. Esto los llevará a liquidar posiciones para recortar pérdidas justo cuando los precios están cayendo, alimentando así el movimiento bajista.
Por tanto, el estado de ánimo de los inversores determina su posicionamiento y su determinación a asumir riesgos y este estado de ánimo a su vez influye en el comportamiento de los mercados, ya que produce diferentes reacciones de los propios inversores respecto a la dinámica de las cotizaciones.
Así que volvamos a la pregunta original. ¿Qué mueve las cotizaciones de los mercados? El error más común es confundir los horizontes temporales. A largo plazo, sin duda hay que aplicar consideraciones fundamentales, pero en el corto y medio plazo hay muchos otros factores que tienen que ver con la anticipación de expectativas y a otras dinámicas psicológicas y de posicionamiento.
En cualquier caso, está claro que el mercado es un mecanismo que no refleja necesariamente los aspectos fundamentales reales en todo momento. Funciona por expectativas sobre el futuro, no con datos estrictamente del presente. No es que sea una anomalía en estos tiempos tan extraños que hemos vivido últimamente, funciona simplemente así.
Es por ello que es mejor no dejarse llevar por el ruido de los mercados y hacerse un plan de inversión y no dejarse llevar ni por la euforia ni el pesimismo. Simplemente invertir periódicamente nuestros ahorros sin más. Invertir es más simple de lo que parece. Solo hay que entender esto, casi mejor que sea aburrido y sistemático y prescindir de intentar anticipar si las cotizaciones día a día irán arriba o abajo, porque eso en realidad es muy difícil de acertar.
¹ Estar en corto significa vender acciones de una compañía. Cerrar cortos quiere decir comprar acciones de esa compañía para cerrar la posición en corto que tenemos.