Tras la pandemia, los bonos han vuelto a ofrecer rendimientos interesantes tras 15 años de rentabilidades extremadamente bajas.
La relevancia de la duración en un entorno de tipos cambiante
Muchos inversores buscaron refugio en inversiones a corto plazo durante las subidas de los tipos de interés. Cuanto más corto es el vencimiento del bono, menor es el efecto negativo de los aumentos de los tipos de interés sobre el precio del mismo. Por ese motivo, en ese momento lanzamos nuestras Carteras Ahorro, que tuvieron un gran éxito entre nuestros clientes. Estas carteras, construidas con fondos del mercado monetario, fueron un vehículo de inversión muy bueno a medida que los bancos centrales iban aumentando los tipos de interés.
Ahora, muchos inversores creen que los tipos de interés seguirán bajando y que es el momento de ampliar los vencimientos, a pesar de que los rendimientos a largo plazo, especialmente en Europa, no parecen ser especialmente atractivos.
Aunque seguimos pensando que las Carteras Ahorro siguen teniendo todo el sentido para tener un fondo de emergencia, en inbestMe creamos una gama de carteras de bonos que los clientes pueden utilizar para pasar de los fondos del mercado monetario a bonos con un vencimiento más largo. En concreto, en función del perfil de riesgo y las preferencias del cliente, hemos construido tres tipos de carteras de bonos: una prudente, con muy baja duración y volatilidad, una más atrevida, con mayor duración y volatilidad, y algunas carteras objetivo con vencimientos en el 2025, 2026, 2027 y 2028.
La elección de los vencimientos de los bonos en los que invertir conlleva un compromiso entre el riesgo de tipo de interés y el riesgo de reinversión.
En la práctica, aquellos que compran bonos con duraciones más largas están más expuestos a las variaciones de los precios del mercado debido a una mayor sensibilidad a los tipos de interés. Sin embargo, se aseguran un cierto rendimiento durante un período prolongado. Si, por ejemplo, una persona comprase un bono a 10 años con un rendimiento del 3% anual, tendría la seguridad (siempre y cuando el emisor del bono no incumpla con sus obligaciones) de recibir un retorno del 3% durante los próximos 10 años, pero durante estos 10 años podría enfrentar altibajos significativos en el precio del bono.
Aquellos que compran duraciones cortas están menos expuestos a las fluctuaciones de precios, pero se enfrentan a un mayor riesgo de reinversión: una vez que el bono a corto plazo vence, el inversor puede encontrar niveles de rendimiento más bajos en los que reinvertir su capital. Podría comprar un bono a un año con un rendimiento del 3%, pero cuando el bono venza, el nivel del rendimiento podría haber disminuido o aumentado.
Corto plazo vs. largo plazo: el dilema del inversor
¿Entonces, qué es mejor, seguir en los fondos del mercado monetario o pasar a vencimientos más largos?
Todo depende de las expectativas personales respecto a los tipos de interés y, especialmente, de los objetivos personales del inversor.
Si una persona necesitara el dinero pronto, o si creyera que los rendimientos de los bonos serán más altos en el futuro, es mejor que deje su dinero invertido en un mercado monetario líquido, cuyo valor no cambia significativamente con el tiempo.
Si, por el contrario, esa misma persona no necesitara el dinero pronto, o creyera que los rendimientos de los bonos van a disminuir, es mejor que aumente la duración.
El siguiente gráfico muestra cuánto tendría que aumentar el rendimiento de un bono en el mercado, asumiendo un cupón del 3% y un vencimiento específico (indicado en el eje X), para incurrir en una pérdida de capital tras un año. Por ejemplo, para un bono a 10 años, un incremento del rendimiento superior al 0,39% ya provocaría pérdidas de capital al cabo de un año, mientras que, en un bono a 2 años, sería necesario un aumento mucho mayor, del 3,19%.
Alternativamente, puede interpretarse como el incremento esperado en el rendimiento necesario para justificar esperar un año antes de invertir en ese vencimiento, en lugar de comprar el bono hoy. Esta decisión sólo tendría sentido si se prevé un aumento de rendimiento más significativo.
El gráfico, por su parte, ofrece una representación visual de la magnitud del incremento en el rendimiento esperado para cada vencimiento, a partir del cual se incurriría en una pérdida de capital después de un año.
Por supuesto, hay muchas otras consideraciones que entran en juego a la hora de tomar decisiones de compra de una cartera de bonos. Entre ellas:
- Horizonte temporal del inversor: cuanto más corto sea el horizonte de inversión, menor será la duración recomendable.
- La función de descorrelación del riesgo bursátil deseada: si la relación entre bonos y acciones vuelve a ser negativa, una mayor duración podría implicar una mayor descorrelación del riesgo bursátil.
- La tolerancia a la volatilidad: para invertir en instrumentos de alta duración, el inversor tiene que tener una mayor tolerancia al riesgo.
Creemos que es interesante conocer tanto como se pueda estos tecnicismos. Pero en realidad nuestros clientes no tienen por qué agobiarse. Todas estas consideraciones se tienen en cuenta en el proceso de alta para recomendar la mejor cartera en función de todos estos factores.
En inbestMe ofrecemos una gama completa de alternativas de carteras de bonos, que se adaptan a los objetivos y a las distintas preferencias de los inversores en términos de duración y riesgo:
Tal como muestra el cuadro superior(ver columna TAE), en 2024 las rentabilidades anualizadas ya han reflejado la nueva realidad del mercado de bonos, siendo muy buenas y situándose entre el 4,5% y el 7,3% en euros, y entre el 5,5% y el 7,6% en dólares con volatilidades muy bajas.
Ajustando la duración en las carteras diversificadas
La gestión de la duración en las carteras diversificadas (de fondos indexados, de ETFs y de planes de pensiones) fue un desafío que el comité de inversión abordó durante el 2021, anticipándose a la subida de tipos de interés por los bancos centrales. En ese momento, se redujo significativamente la duración, lo que ayudó a mitigar parcialmente las caídas en los perfiles más conservadores (perfiles 1 y 2). Como ilustración adicional a lo señalado en los párrafos anteriores, de haberse mantenido la duración original, las pérdidas habrían sido aún mayores.
Tal como muestra el gráfico adjunto, a pesar de las dificultades afrontadas incluso tras adoptar estas medidas, estas carteras ya han recuperado e incluso superado el nivel previo a las subidas de tipos(inicios del 2022). En cambio, otras carteras ofrecidas por servicios similares a inbestMe aún se encuentran muy por debajo de dicho nivel, con pérdidas superiores al 15% pendientes de recuperar.
Desde finales de 2023 y a lo largo de 2024 se ha incrementado de forma moderada la duración, aunque aún permanece por debajo de niveles previos, dada la falta de normalización completa en la curva de tipos.
El comité de inversión supervisa de forma constante este y otros factores como parte de nuestro servicio de carteras gestionadas automatizadas, asegurando que mantengan una distribución óptima. Además de esta supervisión continua, precisamente ahora, coincidiendo con el final del año, se lleva a cabo una revisión exhaustiva adicional de todas las carteras.