Si estás interesado en el mundo de las inversiones, es clave que lleves un registro de la rentabilidad que generan tus activos cada año. Así, cuando alguien te pregunte: ‘¿Cuánto has ganado invirtiendo?’, podrás tener una respuesta con base en tu rentabilidad acumulada.
La rentabilidad acumulada no es más que las ganancias totales obtenidas de una inversión desde que se realizó. Por ejemplo, si invertiste 10,000 € en un fondo de inversión que ha crecido un 30% en los últimos tres años, tu rentabilidad acumulada sería de 3,000 €, lo que resulta en un valor total de 13,000 €. Este cálculo no solo incluye la ganancia inicial, sino también cualquier interés o dividendos generados a lo largo del tiempo.
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Toggle¿Por qué es importante entender la rentabilidad acumulada?
Se trata de una métrica que cualquier inversor inteligente debe conocer. A través de esta métrica, los inversores pueden evaluar el rendimiento real de sus activos a lo largo del tiempo. Muy distinto de lo que ocurre con la rentabilidad simple, que solo calcula la ganancia o pérdida de una inversión sin considerar el impacto de la capitalización, la rentabilidad acumulada toma en cuenta el interés generado sobre los intereses anteriores, por lo que se convierte en un indicador mucho más preciso del desempeño de un portafolio.
De igual forma, también considera el tiempo durante el cual se ha mantenido la inversión y los efectos de la capitalización. Esto permite a los inversores obtener una comprensión más integral de su rendimiento y, en consecuencia, tomar decisiones más acertadas y estratégicas sobre sus futuras inversiones.
Factores claves que influyen en la rentabilidad acumulada
Para optimizar tus inversiones y saber en qué vehículos depositar tu dinero, es clave entender qué factores afectan la rentabilidad acumulada. A continuación, se describirán los más importantes:
Período de inversión
La duración de la inversión es un factor crucial para comprender el funcionamiento de la rentabilidad acumulada. Cuanto más extenso sea el periodo de inversión, mayores serán las probabilidades de que el capital se incremente. Esto se debe a que el tiempo permite aprovechar el efecto del interés compuesto, que es la capacidad de ganar intereses sobre los intereses previamente generados.
Los inversores que eligen estrategias a largo plazo pueden beneficiarse de la tendencia general de crecimiento del mercado, lo que se traduce en rendimientos más favorables. En contraste, aquellos que optan por inversiones a corto plazo suelen enfrentarse a una mayor volatilidad e incertidumbre, lo que puede impactar negativamente su rentabilidad acumulada.
Frecuencia de capitalización
Los intereses pueden potenciar sus inversiones si capitalizan sus ganancias. Es decir, en lugar de retirar los intereses generados, estos se reinvierten en el mismo activo o en otros vehículos financieros. Esta capitalización puede realizarse de forma mensual, trimestral o semestral.
Mientras mayor sea la frecuencia de capitalización, mayor puede ser la rentabilidad acumulada. Esto se debe a que una capitalización más frecuente permite que los intereses generados se sumen al capital base con mayor rapidez, lo que a su vez incrementa el monto sobre el cual se calcularán futuros intereses. Por ejemplo, una inversión que capitaliza mensualmente generará más rendimiento que una que lo haga anualmente, dado que el interés compuesto se aplicará en múltiples ocasiones durante el año.
Volatilidad del mercado
Antes de iniciar cualquier inversión, es fundamental que los inversores comprendan la naturaleza del mercado en el que están participando y cómo las fluctuaciones pueden influir en su rendimiento. Invertir en un entorno de alta volatilidad implica que el valor de los activos puede experimentar cambios drásticos en períodos cortos, lo que a su vez puede impactar negativamente la rentabilidad acumulada.
La volatilidad puede ser causada por diversos factores, incluyendo cambios económicos, políticos o sociales, y puede generar incertidumbre en los inversores. En tales escenarios, es posible que los precios de los activos oscilan, lo que puede dificultar la previsibilidad del rendimiento a largo plazo.
Comisiones y costos asociados
Las comisiones y costos asociados relacionados con la inversión pueden impactar negativamente en la rentabilidad acumulada. Por lo tanto, es fundamental que los inversores evalúen cuidadosamente todos los gastos que pueden surgir al seleccionar un vehículo financiero para invertir su capital. Esto incluye no solo las comisiones de compra y venta, sino también tarifas de gestión, gastos administrativos y cualquier otro costo oculto que pueda surgir durante el ciclo de vida de la inversión.
Un análisis exhaustivo de estos costos es esencial, ya que incluso tarifas aparentemente pequeñas pueden acumularse y reducir considerablemente las ganancias a lo largo del tiempo. A modo de ejemplo, un fondo de inversión con una alta tasa de gestión puede ofrecer rendimientos brutos atractivos, pero sus costos pueden erosionar gran parte de esos beneficios, afectando la rentabilidad acumulada de forma negativa.
¿Cómo hacer un cálculo de rentabilidad acumulada?
Ahora que comprendes la importancia de entender la rentabilidad acumulada para proyectar el rendimiento de tus inversiones, es esencial aprender a calcularla. Aunque puede haber variaciones en el método de cálculo según el tipo de rentabilidad que estés evaluando, el principio básico es similar.
La fórmula general para calcular la rentabilidad acumulada es:
(Valor actual de la inversión – Valor inicial de la inversión) / Valor inicial de la inversión * 100
Apliquemos la fórmula de la rentabilidad acumulada utilizando un ejemplo con un capital inicial de 100.000 euros.
Supongamos que el valor actual de la inversión es de 120.000 euros. Usando la fórmula quedaría de la siguiente manera:
Rentabilidad acumulada = (120.000−100.000 / 100.000) x 100
Rentabilidad acumulada = (120.000 / 100.000) x 100
Rentabilidad acumulada = (0,2% x 100.000) = 20%
Como se ve en este ejemplo, la rentabilidad acumulada de una inversión inicial de 100.000 euros, que ha crecido a 120.000 euros, es del 20%. Esto significa que la inversión ha generado un rendimiento del 20% sobre el capital inicial.
Esta es una rentabilidad simple que muy a menudo para una cartera no reflejará la rentabilidad real debido a las entradas y salidas de capital. En estos casos, la rentabilidad correcta es el cálculo de la rentabilidad ponderada por tiempo (TWR, por sus siglas en inglés) o la rentabilidad ponderada por el dinero (MWR por sus siglas en inglés), ya que ambas consideran estos flujos de efectivo y su impacto en el rendimiento total de la inversión.
Para aprender más sobre estos métodos, te invitamos a leer nuestros artículos:
- ¿Cómo calcular la rentabilidad de una cartera ponderada por el dinero?
- ¿Cómo calcular la rentabilidad de una cartera ponderada por el tiempo?
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