Masivas rotaciones sectoriales después de la victoria de Trump

Trump significa romper con el pasado

Una cosa es cierta: la elección de Donald Trump significa romper con el pasado.

Si Hillary Clinton se hubiera convertido en presidenta, muy pocas cosas hubieran cambiado. En cambio, con Trump estamos asistiendo a bruscos movimientos de las diferentes clases de activos y a una rotación sectorial masiva ya que los inversores se reposicionan a la luz de lo que serán, probablemente, las políticas económicas del nuevo presidente.

Fuente: bespoke

¿Quién pierde?

El movimiento más pronunciado fue el aumento significativo de los tipos a nivel global dadas las expectativas creadas  por las posibles políticas fiscales expansivas y la potencial presión inflacionaria que generaría una postura más proteccionista. Los mercados de bonos han sufrido mientras que el aumento de las tipos de interés en Estados Unidos han empujado el dólar hacía arriba. El aumento de los tipos y fortalecimiento del dólar han pesado sobre los mercados emergentes que han sufrido grandes pérdidas. Para algunos de estos (México en particular) pesa la espada de Damocles de la revisión de los acuerdos comerciales con Estados Unidos. El oro, después de un primer rally  causado por el pánico inicial, volvió a caer en la normalidad  aparentemente reencontrada por los mercados y por el alza de los tipos  de interés que aumenta el coste de oportunidad de mantener el metal precioso, refugio por excelencia.

¿Quién gana?

Entre los sectores que se han beneficiado de la elección de Trump encontramos las industrias biotecnológicas y farmacéuticas, que temían la intención de Clinton de frenar el aumento de los precios de los medicamentos, y la de la banca, favorecida por potenciales tasas más altas y expectativas de una menor regulación. Incluso el sector de la construcción brilla, a la luz de las perspectivas de un aumento masivo en el gasto en infraestructura. Entre los mercados emergentes Rusia destaca en positivo, ante las expectativas de una flexibilización de las relaciones con Estados Unidos, dadas las buenas relaciones entre Trump y Putin.

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