¿Por qué, en general, fracasamos como inversores?

Son varios los estudios que demuestran que el inversor de a pie es víctima de su propio comportamiento.

Nuestro comportamiento errático como inversores perjudica claramente y significativamente la rentabilidad que obtenemos finalmente por nuestras inversiones. Con los datos que exponemos a continuación se puede concluir que el inversor medio pierde al menos del orden del 3% respecto a los índices por sus decisiones.

El estudio cuantitativo del comportamiento del inversor

Desde hace más de 20 años (1994) Dalbar realiza un estudio el Análisis Cuantitativo de Comportamiento del Inversionista (QAIB) midiendo los efectos de las decisiones de los inversionistas para comprar, vender y entrar y salir de los fondos tanto a corto como a largo plazo. Los resultados muestran consistentemente que el inversor promedio gana menos, en muchos casos, mucho menos, de lo que sugerirían los informes de rentabilidad de los fondos o de los índices bursátiles. Son varias las referencias que podéis encontrar en internet al último estudio del 2017.

Fuente: morrisseyfp

Como vemos en el gráfico superior extraído de una de estas fuentes el inversor medio apenas supera la inflación y obtiene rentabilidades muy por debajo de la mayoría de índices.

En la tabla siguiente vemos como el inversor medio expuesto a la renta variable ha obtenido en los últimos 30 años un 6% menos (3,98%-10,16% = 6,18%) que el índice S&P 500 (marcado en rojo en la tabla) o un 4,7% menos (11,96%-7,26%= 4,7%) en los últimos 12 meses (cierre del 2016) .Fuente: advisorperspectives

El inversor promedio que invierte en renta fija tampoco lo hace mucho mejor, y en este caso hubiera obtenido en los últimos 30 años un 5,8% de menos rentabilidad que el índice agregado de bonos más representativo (6,34%-0.57%= 5,77% ver en la tabla la comparación entre “Aggregate Bond Index” y “Income Funds). En los últimos 12 meses esta diferencia mejora pero aun así sigue siendo del  1.4% (2.65%-1.23%= -1.42%).

Siguiendo esta argumentación si combinamos las dos diferencias (en los 30 años del estudio) al 50% podemos deducir que la diferencia respecto a los índices del inversor medio respecto a los índices se situaría en el 5.25% (50%x4,7% + 50%x5,8%=5.25%).

En los doce últimos meses, aunque esta diferencia mejora, la pérdida en rentabilidad del inversor medio sigue siendo un porcentaje muy considerable del 3%. Recordemos que perder un 3% anual implica por ejemplo dejar de ganar un 15,9%en 5 años ((1+3%)^5=15,9%)  o un 41% en 10 años ((1+3%)^10= 41%).

El comportamiento del inversor en Europa y en el resto del mundo

El estudio de Dalbar se concentra en Estados Unidos. Pero ¿cómo se comporta el inversor medio en el resto del mundo? Para contestar a esta pregunta nos referiremos a Morningstar que hace también un estudio similar donde cubre Europa y últimamente el resto del mundo.

Aunque las diferencias parecen ser algo menores en Europa de las que identifica Dalbar en EEUU la conclusión es similar: los rendimientos de los inversores en fondos domiciliados en Europa tienden a ser más bajos que los rendimientos reportados de los propios fondos.

¿Por qué fracasamos como inversores en concreto?

Según Morningstar esto es debido al desafortunado timing de los flujos de efectivo de los inversores.

Por otro lado, Dalbar precisa mucho más. Descubrieron que, así como, es fácil acertar cuando el mercado está en constante aumento, en cambio, en momentos turbulentos, los inversores toman decisiones erróneas.

Los sesgos de comportamiento que conducen a una toma de decisiones de inversión deficiente son los que más contribuyen a la baja rentabilidad en el tiempo del inversor medio. Dalbar cuantifica que los sesgos del comportamiento en nuestras finanzas justifican el 50% de la diferencia y ha definido específicamente nueve de los sesgos de conducta de inversión irracional:

 1-Aversión a la pérdida: esperando altos rendimientos con bajo riesgo. El miedo a la pérdida conduce a una retirada de capital en el peor momento posible. También conocido como «venta de pánico».

2-Estrechez de miras: tomar decisiones sin considerar todas las implicaciones. Por ejemplo, tomar decisiones sobre parte de una cartera sin tener en cuenta los efectos sobre el total.

3-Anclaje: consiste en permanecer “anclado” o solo enfocado en lo que sucedió previamente y no adaptarse a un mercado cambiante.

4-Contabilidad mental: separar el rendimiento de las inversiones mentalmente para justificar el éxito y el fracaso.

5-Falta de diversificación: creer que una cartera está diversificada cuando en realidad es un grupo de activos altamente correlacionados

 6-Seguir a la masa: copiar el comportamiento de los demás, incluso frente a resultados desfavorables. Esto conduce a menudo al peor de los pecados en la inversión «comprar alto/vender bajo». Esto se puede ver gráficamente en el “ciclo psicológico del inversor medio, que acostumbra a comprar en momentos de euforia y vender en los momentos de capitulación.

7-Lamento/arrepentimiento: no realizar una acción necesaria debido al arrepentimiento de un error anterior.

8-Seguimiento de los medios: reaccionando a las noticias sin un examen razonable de los hechos. Normalmente los medios tienen una tendencia al optimismo para vender productos o servicios. También tienden a informar de las noticias extremas (grandes caídas, por ejemplo) condicionando al inversor medio a reaccionar siguiendo la masa.

9-Optimismo: las suposiciones excesivamente optimistas tienden a generar reversiones bastante dramáticas cuando se enfrentan con la realidad.

Los dos problemas más generalizados del inversor medio son el “seguir a la masa» y la «aversión a la pérdida». Estos dos comportamientos tienden a funcionar juntos y agravan los errores de los inversores a lo largo del tiempo.

En conclusión, Dalbar muestra que los resultados de inversión a largo plazo dependen en gran medida del comportamiento de los inversores. Por otro lado, también identifica que los inversores a largo plazo que se aferran a sus inversiones generalmente han tenido más éxito que aquellos que intentan adivinar el timing del mercado.

La cartera de un visionario también necesita del largo plazo

Un punto que nos parece muy relevante es insistir en tener una visión a largo plazo. Relacionado con este último punto y lo importante que es invertir con esta visión, es pertinente comentar una cartera teórica que describimos a continuación a la que nos referiremos como «la cartera de un visionario” (de hecho, en el estudio la llaman “la cartera de Dios”) : se define como una cartera en la que este es capaz de anticipar y comprar para cada periodo de 5 años las acciones que van a batir el mercado a la vez que vender las que van a hacerlo peor que el mercado.

Las métricas obtenidas por tal cartera son, claro, espectaculares:

Como podemos ver el visionario obtiene dos métricas insuperables:

1-una rentabilidad anualizada del 46,23% frente al S&P500 del 9.87%

2-un Sharpe ratio muy alto del 1.86 frente al 0.42 del S&P 500.

Aun así, nuestro visionario no consigue:

-reducir el riesgo (medido por la desviación standard): tiene que soportar una volatilidad del 20% incluso algo superior al 19% del S&P500

-eliminar las caídas desde máximos (“drawdown”). Aunque si consigue reducirlos a casi la mitad, aun así, la cartera del visionario debe soportar una máxima caída del 47%.

Por si esto no fuera poco el visionario si fuera un gestor de carteras podría ser fácilmente despedido por sus teóricos clientes.

A pesar de que como hemos visto en el largo plazo el visionario consigue métricas imposibles, durante varios periodos (en rojo en el gráfico) el visionario podría ser cualificado de ineficiente respecto al índice, si sus clientes no llegan a entender que para que su visión se confirme tiene que pasar un mínimo tiempo (en este caso al menos 5 años para que su visión se cumpla).

El cliente que no entiende que cierta volatilidad es imposible de eliminar y que es en el largo plazo donde debe confirmar y realizar sus objetivos financieros puede estar constantemente equivocado y despreciar incluso la cartera de un visionario de los mercados con métricas que le harían rico en pocos años (en promedio cada 3 años triplicaría su inversión)

Este también es un sesgo conocido y cuantificado: el inversor que intenta ir saltando de gestor en gestor o de fondo en fondo en función de la rentabilidad del último periodo, puede perder del orden del 1,5% por año.

Es por ello que es mejor concentrarnos en establecer un buen plan de inversión eficiente de bajo coste ajustado a tus necesidades financieras y concentrarte en seguirlo con la máxima disciplina.  No cometas más pecados capitales con tu vida financiera.

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