Lecciones de inversión que nos dejó 2022

2022 fue un año de gran movimiento e incertidumbre en los mercados financieros y nos dejó varias lecciones. Desde la recuperación de algunos países afectados por la pandemia a la mayor inflación experimentada por las economías desarrolladas en 40 años, los inversores experimentaron un sinfín de emociones. 

Sin embargo, en medio de todo este caos, como hemos dicho anteriormente, surgieron importantes lecciones de inversión que es importante tener en cuenta para no tropezar dos veces sobre la misma piedra. A continuación, explicamos algunas de las más importantes.

Los bancos centrales como catalizadores 

La inflación fue, sin duda, el principal protagonista macroeconómico de 2022. Las economías desarrolladas experimentaron un crecimiento de precios sin parangón en los últimos 40 años. El fin de la pandemia, la crisis de suministros y la guerra entre Rusia y Ucrania contribuyeron a impulsar esta escalada.

Esto hizo que los bancos centrales se viesen obligados a dar un giro de 180 grados en su política monetaria. De unos tipos de interés cercanos a cero (o incluso negativos), se pasó rápidamente a una subida de tipos de interés, los cuales fueron superiores al 2 y el 3%. 

La consecuencia a corto plazo fue el temor a una recesión por el enfriamiento de la economía por la menor demanda, pero, al mismo tiempo, provocó una caída en el precio de los bonos gubernamentales y corporativos, lo que está haciendo más atractiva la renta fija.

No cabe duda que los bancos centrales continúan siendo los principales actores a nivel monetario y financiero. Sus decisiones provocan importantes cambios en las preferencias de los inversores, de manera que deben manejar las expectativas financieras de forma muy cuidadosa. 

Los inversores deben seguir atentos a sus próximos movimientos, ya que la mayoría de los analistas prevén una moderación en el ritmo de crecimiento de los tipos de interés durante la segunda mitad de este año. Eso sí, todo dependerá de cómo evolucione la inflación.

La importancia de la diversificación y la inversión a largo plazo

2022 fue un año de gran volatilidad en los mercados financieros que finalmente acabó con importantes caídas en la mayoría de índices. El S&P 500, el principal índice norteamericano, cayó casi un 20%; el Nasdaq, un 33%; el DAX, un 12,35% y el CAC 40, casi un 10%. Tan solo el FTSE 100 inglés experimentó una tímida subida del 0,91%.

Cuando esto ocurre, los inversores entran en pánico y venden sus activos para evitar más caídas. Se trata de un comportamiento lógico, ya que las emociones acechan detrás de cada inversión. Es complicado controlar los impulsos humanos en ciertos momentos, y el momento de invertir no iba a ser una excepción.

Para otros inversores, en cambio, 2022 fue visto como una oportunidad de comprar más barato. Y, además, si han hecho los deberes, no deberían de atravesar grandes problemas. Pero si hay algo importante que todos los inversores deben aplicar en su día a día, son dos premisas fundamentales: foco en el largo plazo y diversificación.

Invirtiendo a largo plazo, las caídas de 2022 se convierten en una anécdota más en el camino. De hecho, con una estrategia combinada de Dollar Cost Average (DCA) y largo plazo, que consiste básicamente en aportar todos los meses la misma cantidad a fondos de inversión y otros instrumentos análogos, 2022 ha sido un año de compras más baratas, que permiten obtener rendimientos más altos en el futuro.

Y, gracias a la diversificación, se pueden compensar las caídas en un sector, área geográfica o tipo de activo con ganancias en otras para paliar de forma adecuada la rentabilidad de una cartera. 

Conclusión de las lecciones aprendidas en 2022

No cabe duda que el año 2022 nos dejó valiosas lecciones de inversión que podemos aplicar en nuestras decisiones financieras futuras. Recordemos siempre la importancia de la diversificación, el análisis riguroso de los activos en los que invertimos y la importancia de mantener una estrategia a largo plazo. 

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